"Y, sobre todo, leíamos, leíamos todo lo que nos caía en las manos. Sacábamos libros de todas las bibliotecas públicas y, unos a otros, nos dejábamos prestados los hallazgos que conseguíamos encontrar. Pero la mejor academia, el lugar donde mejor se informaba uno de todas las novedades, era el café".
«El mundo de ayer. Memorias de un europeo». Stefan Zweig.
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jueves, 30 de mayo de 2013

COLECCIÓN JOYAS LITERARIAS JUVENILES

Estas fueron, en mi infancia, mis primeras incursiones como lector.
La mayoría de los números de esta colección empezaron a pasar por mis manos y por mis ojos, a partir del año mil novecientos setenta, año en que la editorial Bruguera iniciaba su publicación. El cine creó en mi el caldo de cultivo para que esta colección, y más tarde los libros, fueran objeto de mi interés. Eran, son, ya que aun pueden encontrarse de segunda mano, tebeos (por aquella época aun no se llamaban "comics") en formato cuaderno de publicación semanal.
Tal y como el nombre de la colección indica, son adaptaciones de grandes obras literarias de aventuras; excelente manera para un niño de introducirse en el mundo de la literatura, opino. Tengo que decir que no estoy de acuerdo con el adjetivo "juveniles", ya que considero que estas obras en origen, son para, y las leen, lectores de todas las edades.
El ejemplar nº 1, aparecido como ya dije, en el año 1970, fue Miguel Strogoff, de Julio Verne; al precio de 15 pesetas y con una espectacular portada. Era y es uno de mis favoritos; aun lo conservo. Una adaptación extraordinaria, muy bien ajustada y con un estilo de dibujo (Juan García Quirós) que me gusta mucho.
El segundo número, también era para comprárselo si o si: La isla del,tesoro, de R.L. Stevenson. Y así fueron apareciendo las aventuras de un sinfín de grandes autores: Verne, Stevenson, Mark Twain, Walter Scott, Dickens, Daniel Defoe, R.M. Ballantyne, Emilio Salgari, Dumas, H. Rider Haggard, Poe, y tantos y tantos otros; en fin, una bendición del cielo esta colección. Además del Strogoff, de Verne, conservo algunos otros; los que ya no están,  se los regalé a mis sobrinos, que hicieron un buen uso de ellos.
Como suele pasar, tengo un recuerdo muy especial de algunos ejemplares: Aventuras de un soldado de Napoleon, de Erckmann-Chatrian, que fue mi primer contacto en papel con el tema napoleónico; el autor Karl May, cuyas historias del Far West funcionaron mejor en tebeo que en los libros, en mi opinión; Robinson Crusoe, de Daniel Defoe, uno de mis grandes iconos literários; Sandokan, de Salgari, que decir de Sandokan; Taras Bulba, de Nicolai Gogol, con el que descubrí a los míticos cosacos; La flecha negra, de Stevenson, con evidente influencia en mi vida.
Al final llegaron a publicar 269 números, de los cuales yo llegue a tener unos 100; no todas las semanas podía comprármelo, en parte porque también gustaba de comprar otros tebeos y comics, como por ejemplo El sheriff King, los superheroes Marvel, Tintin, o Blueberry. Pero esto es otra historia dentro de la misma historia. Actualmente, mi interés por los comics ha decaído totalmente, no porque no me gusten, sino porque no se puede abarcar todo.

Un saludo.

4 comentarios:

  1. Me acuerdo perfectamente, los viernes por la tarde después de clase, rebuscando en la tienda de enfrente de mi casa los números que me faltaban de esta maravillosa colección. También reeditaron en formato similar las aventuras de Jabato y Capitán Trueno. Lástima que en su meomento me deshiciera de todos ellos.

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    1. Si, yo tuve bastantes de Jabato; me gustaba más que Trueno, pero de estos si que no conservo ninguno.

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  2. Qué gran labor y qué gran acierto el de Bruguera con esta (y otras) colección.
    En efecto, estoy contigo, es literatura juvenil, pues son adaptaciones para ese tipo de público, que en las 32 páginas del cuardernillo, disfrutaba de lo esencial de estas historias tan atractivas.
    Y qué portadas tan maravillosas.

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