"Y, sobre todo, leíamos, leíamos todo lo que nos caía en las manos. Sacábamos libros de todas las bibliotecas públicas y, unos a otros, nos dejábamos prestados los hallazgos que conseguíamos encontrar. Pero la mejor academia, el lugar donde mejor se informaba uno de todas las novedades, era el café".
«El mundo de ayer. Memorias de un europeo». Stefan Zweig.
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viernes, 19 de julio de 2013

EL MUNDO PERDIDO, de Arthur Conan Doyle

Sir Arthur Conan Doyle fue un autor de lo más prolífico, que se adentró en varios géneros y subgéneros. Además de ser conocido principalmente por ser el creador del universal Sherlock Holmes, se le conoce sobretodo por sus novelas de aventuras, ambientadas en los más diversos temas y épocas. Oír o leer su nombre nos hace pensar en buenas aventuras, y a mi me suscita una promesa de encontrar cosas interesantes que me van a gustar; y de momento al menos, lo poco que he leído de él, me ha confirmado positivamente esta impresión. Y así ha sido con este clásico de la novela de aventuras fantásticas que ahora nos ocupa. Todo amante del género encontrará en El mundo perdido, un buen bocado con que saciar su apetito. Tiene ese encanto dorado de las novelas decimonónicas, con esa elegancia de la ambientación y presentación de los personajes, y esa preocupación en trabajar los  preámbulos antes de meterse en el ajo de la acción en si; preámbulos que en esta novela ocupan medio libro por cierto, pero que el autor, con su buena prosa, logra evitar mi impaciencia. Tiene también la novela cierto carácter "colonial", en el cual los blancos mandan, y si en el transcurso de la narración tiene que morir alguien, siempre pagan el pato los indios, los negros y los mestizos; esta característica contribuye a que esta obra sea una buena novela de aventuras....y nada más. El libro se me ha hecho corto; porque me he divertido leyéndolo y porque me ha dejado la sensación de que Conan Doyle le podría haber sacado más jugo a la idea original y a ciertos detalles. Encuentro a faltar algún giro, algún recurso que haga temblar para bien la historia y oscurezca un tanto ese sabor a "tebeo" que tiene, sin pretender, al decir esto, que ello sea un defecto; es una cuestión de gustos, naturalmente; aunque a tenor de esto debo decir que la encuentro inferior a obras como: La isla del tesoro, de Stevenson; Las aventuras de Arthur Gordon Pym, de Poe, o Moby Dick, de Melville, por poner tres ejemplos ilustres de novela de aventuras. En todo caso, y lo que está claro, es que Arthur Conan Doyle solo pretendió escribir una novela de aventuras exóticas sin más pretensiones. Y le salió más que bien, que caray.

Un saludo.

martes, 9 de julio de 2013

EL VIENTO DE LA NADA, de J. G. Ballard

Escrita en 1962, esta es la segunda novela de J. G. Ballard. Al igual que su primera novela, Un mundo sumergido, y a otras tantas, se trata de una buena muestra de ciencia-ficción apocalíptica; un subgénero en el que Ballard se prodigó con asiduidad, llegando a ser una de las piedras angulares de su obra, sino la principal. En El viento de la nada, el autor imagina el planeta Tierra, azotado por "un vientecillo" que "pa-qué-te-voy-a-contar". Novela llena de ritmo y de acción; en la que el interés no decae en ningún momento; con escenas memorables, como por ejemplo: los refugiados sobreviviendo en túneles subterráneos. Buena Ci-Fi de entretenimiento más que otra cosa, en la que Ballard no se preocupa demasiado en profundizar en los personajes, ni en nada; sino que concede la soberanía de la narración a los hechos apocalípticos y a los esfuerzos de supervivencia de los terrícolas, sobretodo del grupo de protagonistas. La novela tiene un cierto regusto a película de serie B realmente encantador; me refiero al decir esto, a la ambientación y a la forma de narrarla. Más cosas que me gustan son: un principio muy original, el cual empieza incluso antes del primer capítulo, e incluso antes de la página interior del título, y un final de desenlace elaborado y escena final que a mi me parece, vuelvo a repetir la expresión, de película de serie B.
La edición que he leído es una de las joyas de mi biblioteca; un atractivo ejemplar del año 1966 de la -colección Halcón-, compuesta por 107 títulos en formato bolsillo de Ci-Fi, de la editorial mexicana -Diana-, que tiene en su diseño todo el sabor y buen gusto de aquella época; buenas portadas y ese lomo amarillo con letras negras inconfundible.
Me gustaría tener más ejemplares de esta colección y leer más cosas de J. G. Ballard. Lo segundo es más fácil que lo primero.

lunes, 1 de julio de 2013

RECOMENDACIONES AGRESIVAS

Conozco una librería de libros nuevos en Barcelona, obsesionada en recomendar. Me acuerdo de la primera vez que entré, hace ya algunos años. Antes de dar mi cuarto paso dentro de la librería, se me acerca la propietaria (lo descubrí después que lo era) y me pregunta: "¿Señor quiere que le recomiende algo?". A mi me resulta una pregunta incomoda a más no poder; primero porque cuando entro en una librería, me gusta pasearme y mirar tranquilamente sin que nadie me moleste, tenga claro o no si voy a llevarme algo en concreto; segundo, porque  entiendo que las recomendaciones más útiles son, o bien las que nos hacen personas amigas o conocidas que saben cuales son nuestros gustos (y nosotros los de ellos), o bien las redactadas por reseñadores a los cuales uno conoce bien después de haberlos estado siguiendo un tiempo; y a esta amable y voluntariosa señora librera no la conocía de nada, y sin ánimo de despreciar, sigo sin conocerla. El caso es que todo hubiera quedado en una anécdota sin mucha relevancia de no ser por lo que siguió inmediatamente después de contestarle un recurrente y educado: "No, no hace falta, gracias". Sin darme tiempo a alejarme de ella, me dice: "Si quiere algo nuevo le recomiendo esta novela de Noah Gordon" y me señala una pila de ejemplares de El último judío; y va y me suelta todo un discurso sobre lo maravillosa que son obra y autor, y que si esto y lo otro, y que si patatín y que si patatán y que se yo más ; y quien esto escribe aguantando mecha, que uno es educado, o lo intenta al menos, aunque no haya estudiado en colegio de pago. La situación, por tanto ha cambiado, porque veamos: -la amable y voluntariosa señora librera- se ha convertido en -la pesada y voluntariosa señora vendedora-, y eso si que ya me toca los innombrables. No he leído el libro, ni nada de Gordon, y no puedo opinar; igual me estoy perdiendo algo buenísimo, pero esto ahora da igual, lo que me molestó es que me lo quisiera meter con calzador y sin venir a cuento; en una palabra: que me lo quisiera vender. Bueno pues, al final su intento de clavarme sus colmillos en mi cartera fracasó. En visitas sucesivas, me quedó confirmado el modo de hacer de esta librería; todos los que trabajan en ella se lanzan a "recomendar" como posesos. A primera vista la cosa parece digna de agradecimiento, pero es que no se paran donde y cuando deberían. Lo correcto, bajo mi punto de vista, es que te pregunten, y si contestas que no, ahí se acaba todo y uno sigue a lo suyo  tranquilamente; pero no, empiezan preguntando si quieres recomendación y acaban recomendando lo que ellos quieren sin que uno lo haya pedido. Pesaditos, leñe!.