"Y, sobre todo, leíamos, leíamos todo lo que nos caía en las manos. Sacábamos libros de todas las bibliotecas públicas y, unos a otros, nos dejábamos prestados los hallazgos que conseguíamos encontrar. Pero la mejor academia, el lugar donde mejor se informaba uno de todas las novedades, era el café".
«El mundo de ayer. Memorias de un europeo». Stefan Zweig.
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lunes, 30 de marzo de 2015

DOSTOYEVSKI. Henri Troyat

"Parece como si este escritor genial hubiera organizado su existencia al estilo de sus novelas. Su verdad se nos hace más inverosímil que la más inverosímil de sus leyendas". 
Henri Troyat

La vida de Dostoyevski siempre se ha considerado igual de intensa e interesante que la más tormentosa de sus creaciones literarias. Este libro, escrito por el afamado biógrafo Henri Troyat  no solo lo corrobora, sino que además, sorprende y zarandea la sensibilidad del lector más curtido; así me ha ocurrido a mi, y después de leerlo, mi admiración por Dostoyevski se ha multiplicado. Es uno de esos libros que te hacen sentir orgulloso de haberlos leído, porque uno siente que debe ser leído. Troyat consigue comunicarse con lo vital de Dostoyevski, y explicárselo al lector maravillosamente; con lo que tenemos una doble perspectiva: la visión total del gran genio ruso, y el buen hacer del biógrafo. El libro, además, me ha llegado en un momento óptimo en mi proceso de aprendizaje sobre Dostoyevski, habiendo leído ya varias de sus obras, pero también a falta de leer otras. Un momento en el que estoy familiarizado y maduro en el tema, lo que me ha permitido entender mejor a Troyat; a la vez, entenderé mejor a Dostoyevski en las obras que aún no he leído, como así me ha ocurrido con la lectura de Los hermanos Karamázov. Sabemos que esto es así con otros muchos escritores, si se conoce su vida se entiende mejor su obra; pero con Dostoyevski la cosa toma una dimensión diferente, superior diría yo, porque vida y obra se funden en una totalidad en la que cuesta apreciar ciertas delimitaciones.
Dostoyevski paseando por San Petersburgo.
Ilya Glazunov
Una cosa inspira a la otra en una relación de ida y vuelta; en la ida, aspectos y episodios de su vida plasmados claramente en sus obras, como por ejemplo su afición al juego que acabo convirtiéndose en severa ludopatía (El jugador), o su profunda creencia en Dios, como se aprecia en varias de sus obras; y en la vuelta, la ayuda en forma de autoterápia que le significó muchas veces el ejercicio de escribir. Troyat escribe en su introducción: "Su vida abunda de tal modo en desesperaciones espectaculares y en alegrías milagrosas, que antes se vería uno tentado a amortiguarla que a novelarla". Pues bien, Troyat no la amortigua, nos la cuenta sin escatimar ni un ápice de su crudeza, mostrándose por añadidura un gran narrador; y con ello su homenaje a Fiodor Mijáilovich Dostoyevski alcanza la dignidad que merece.

Un saludo.