"Y, sobre todo, leíamos, leíamos todo lo que nos caía en las manos. Sacábamos libros de todas las bibliotecas públicas y, unos a otros, nos dejábamos prestados los hallazgos que conseguíamos encontrar. Pero la mejor academia, el lugar donde mejor se informaba uno de todas las novedades, era el café".
«El mundo de ayer. Memorias de un europeo». Stefan Zweig.
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sábado, 23 de agosto de 2014

SOLARIS. Stanislaw Lem

La primera escena que leemos en este libro es muy corriente en una novela de ciencia-ficción: el protagonista, Kris Kelvin, es introducido en la nave que ha de conducirlo a la Estación de Observación del planeta Solaris. Y aquí se acaba lo corriente, lo normal, lo que podríamos denominar como una situación que nos es familiar y conocida. A partir de ahora nos encontramos con una de las obras de ciencia-ficción más originales que se han escrito. Justificado me parece que sea una obra de culto.
Por un lado tenemos su originalidad, que Lem sabe mantener hasta el final; y por otro tenemos lo bien que escribía este hombre. A esto último ayuda mucho que la traducción sea directa del polaco; afortunada iniciativa de la editorial Impedimenta, y gran trabajo de Joanna Orsechowska, la traductora. Vale la pena escoger esta edición. El planteamiento y la prosa de Lem en esta novela están llenos de sutiles matices, que introducen al lector en una maraña profundamente psicológica, envuelta en una situación harto claustrofóbica, y que tiene un carácter de situación límite en cuanto a la salud mental y emocional de Kelvin y sus extraños compañeros; esto de entrada. A medida que la narración avanza, el atónito lector participa de la pesadilla y se ve sometido al extraño juego del autor, que lo involucra en un agobiante estado de reflexión sobre los fantasmas interiores que todo ser humano lleva dentro de si. Esto suena inquietante... y lo es; y más si consideramos que en mayor medida, estos fantasmas propuestos por el autor son de índole sexual y afectiva; y aun es más inquietante cuando vemos que el planeta Solaris LO SABE.
Ciencia-ficción psicológica, de misterio, terror y suspense, que nos mantiene en constante tensión; y ciencia ficción filosófica. Más filosófica cuanto más avanza la narración. El lector no escapa del continuo impulso a la reflexión interior, y así llega hasta el final; acompañando a Kelvin hacia su vital decisión. Porqué somos así; no podemos escapar de nosotros mismos....ni de nuestras oscuras sombras.
Y antes de acabar permítanme avisarles de la Solarística; la parte, o las partes más complicadas de la novela. Aquí a Lem se le va bastante la olla. Pero es una "ida de olla" necesaria; y tal y como yo lo veo, es hasta genial. Importante para entender a ese extraño planeta, e interesante y divertido ver lo que les ocurrió a otros en Solaris. Recomiendo no saltarse la "lecciones" (no muy largas) de Solarística.

Un saludo.