
La mayoría de los números de esta colección empezaron a pasar por mis manos y por mis ojos, a partir del año mil novecientos setenta, año en que la editorial Bruguera iniciaba su publicación. El cine creó en mi el caldo de cultivo para que esta colección, y más tarde los libros, fueran objeto de mi interés. Eran, son, ya que aun pueden encontrarse de segunda mano, tebeos (por aquella época aun no se llamaban "comics") en formato cuaderno de publicación semanal.
Tal y como el nombre de la colección indica, son adaptaciones de grandes obras literarias de aventuras; excelente manera para un niño de introducirse en el mundo de la literatura, opino. Tengo que decir que no estoy de acuerdo con el adjetivo "juveniles", ya que considero que estas obras en origen, son para, y las leen, lectores de todas las edades.


Como suele pasar, tengo un recuerdo muy especial de algunos ejemplares: Aventuras de un soldado de Napoleon, de Erckmann-Chatrian, que fue mi primer contacto en papel con el tema napoleónico; el autor Karl May, cuyas historias del Far West funcionaron mejor en tebeo que en los libros, en mi opinión; Robinson Crusoe, de Daniel Defoe, uno de mis grandes iconos literários; Sandokan, de Salgari, que decir de Sandokan; Taras Bulba, de Nicolai Gogol, con el que descubrí a los míticos cosacos; La flecha negra, de Stevenson, con evidente influencia en mi vida.
Al final llegaron a publicar 269 números, de los cuales yo llegue a tener unos 100; no todas las semanas podía comprármelo, en parte porque también gustaba de comprar otros tebeos y comics, como por ejemplo El sheriff King, los superheroes Marvel, Tintin, o Blueberry. Pero esto es otra historia dentro de la misma historia. Actualmente, mi interés por los comics ha decaído totalmente, no porque no me gusten, sino porque no se puede abarcar todo.
Un saludo.