"Y, sobre todo, leíamos, leíamos todo lo que nos caía en las manos. Sacábamos libros de todas las bibliotecas públicas y, unos a otros, nos dejábamos prestados los hallazgos que conseguíamos encontrar. Pero la mejor academia, el lugar donde mejor se informaba uno de todas las novedades, era el café".
«El mundo de ayer. Memorias de un europeo». Stefan Zweig.
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sábado, 30 de noviembre de 2013

CINCUENTA POEMAS. LI-BO

Este fue el primer libro de poesía china que leí. Luego vino algún otro, además de otros de poesía japonesa. Me acuerdo que lo compre en una de mis librerías favoritas, la barcelonesa librería Taifa, por allá a mitad de los años 80. Todo fue leer las notas de la contraportada, y quedar convencido de que tenía que leerlo. En estas notas, escritas por la traductora Anne-Hélène Suárez, además de resumir la vida de este gran poeta nacido en el año 701, seguidor del Tao y considerado el poeta lírico más importante de la historia de la literatura china, leemos lo siguiente: "Tenía los ojos brillantes como los de un "inmortal desterrado", y su voz era la de un "tigre hambriento". Era orgulloso, vividor, cínico y alegre. Fue taoísta y practicó la alquimia. De su obra poética nos han quedado unos mil poemas, por los que se le considera uno de los mayores líricos de todos los tiempos". 
Como poco amigo de las reglas que era, prefería la poesía de estilo antiguo (poemas pentasílabos y heptasílabos), la cual tiene una rima y tonos variables y un número de versos libre. Los temas principales de sus poesías son: la fugacidad, escenas de  montaña, los amigos, la vida retirada, las mujeres (tanto esposas como cortesanas), la soledad, el vino. De la poesía de Li-Bo, (también llamado Li-Pai), me gusta sobretodo ese aire místico y melancólico, incluso en los momentos alegres; y ese carácter bohemio que refleja. Poemas de gran belleza contemplativa, tanto de lo que le rodea como del interior de las almas, la suya y la de los demás. Todo siempre conectado con el Tao. Me inspira tranquilidad, y la magnificencia y serenidad del ermitaño.
Para terminar copio uno de sus poemas:

                                  Me preguntáis por qué vivo en las montañas azuladas
                                  Sonrío y no contesto, el corazón tranquilo
                                  Las flores de melocotón se van, flotando a lo lejos, por el arroyo
                                  Es otro mundo, distinto del de los hombres.


                               

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