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El Mercat de Sant Antoni en 1915. Foto de Frederic Ballell |
Uno de los mayores placeres para un lector amante de los libros, es encontrar un libro largamente en el tiempo buscado. Al interés natural por el propio libro y su contenido, se añade ese misterioso encanto del objeto perdido. La mítica de lo remoto; del tesoro escondido bajo las arenas de los tiempos; de la joya conocida tan solo por unos pocos. La cosa puede llegar a tener proporciones de leyenda; puede convertirse en una obsesión. Es algo más que el afán coleccionista, pues el libro, por el mensaje que guarda en su interior, se convierte o ya pertenece desde tiempos atrás, en parte del pensamiento y cultura propia del buscador, la cual, además de poder compartirla, lo define y lo caracteriza; y por lo tanto lo ensalza. El buscador indómito suele alejarse con mucha frecuencia de la rutas comerciales más conocidas, aunque no las desprecia, ya que antes que nada es lector; pero no es esencialmente un lector de "novedades". En mi caso, que se encuadra dentro de este perfil de lector, el libro descatalogado es motivo de continuos afanes y pesquisas; eso en cuanto a los que están en mi lista particular "Wanted"; luego están los que, sin buscarlos por serme desconocidos, se me aparecen de sopetón en cualquier mercadillo o librería de segunda mano, de las muchas que hay en Barcelona. Es el tipo de librerías que más visito; es donde está la sorpresa, lo raro, la anécdota. Visitar las librerías de "libro nuevo" se me hace insulso, porque en principio ya sabes lo que vas a encontrar, aunque no dejo de visitarlas ya que me gusta estar al tanto de todo.
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El mercadillo de libros de la Cuesta de Moyano en 1928. Madrid |
La librería "de viejo" o de segunda mano tiene una personalidad mucho más acusada. Le sucede lo mismo que a las bibliotecas personales, que todas son diferentes; porque aunque pueda haber coincidencias de ejemplares, cada lector es diferente; así nos encontramos con que cada librero "de viejo" también presenta notorias diferencias respecto de sus colegas. En cuanto a los mercadillos y ferias también habría mucho que comentar; la magia del asunto es en ellos muy fuerte también. En Barcelona tenemos, cada domingo por la mañana, el famoso
Mercat de Sant Antoni como principal entre los varios que hay. En cuanto a ferias, cada año a principios de otoño tiene lugar en el Paseo de Gràcia, la
Feria del libro de ocasión, antiguo y moderno ; toda una fiesta para el "buscador". Mi historial de hallazgos en ferias, mercadillos y librerías es grande; entre los más importantes y memorables están, por ejemplo:
La estrella de sangre, de Nicholas Guild, mítica novela histórica de cuando el imperio asirio; una edición de
Los Nibelungos del año 1883;
Trilogía del vagabundo, de Knut Hamsum;
Pan, también de Hamsun, encontrado cuando aun no era conocido en el país; una primera edición (1930) de
La estrella del capitán Chimista, de Pío Baroja; y seguiría diciendo muchos más, entre ellos los encontrados en el ciberespacio. Si, el advenimiento de Internet supuso la aparición de un nuevo y vasto "coto de caza", y nuevos horizontes tanto para libreros como para "el buscador" y compradores varios. Pero de esto, con la venia de ustedes, hablamos otro día.
Un saludo.