Lo primero que me llamó, y me llama la atención de las obras de Dostoyevski que he leído hasta ahora, es ese ambiente triste y de pobreza que las inunda, y el carácter solitario de la mayoría de sus protagonistas. Por ahí es donde empieza mi interés por Dostoyevski. Luego viene el descubrimiento paulatino de todo lo que conforma su universo. Y una vez dentro, ya me es muy difícil salir; y una vez leído Crimen y castigo, puedo decir que caerán en mis manos todas las demás obras de este genial ruso. En esta obra, la cual forma parte de su época de madurez, confluyen muchos de los temas e ideas que Dostoyevski llevaba dentro; con una columna vertebral que los une: su maestría en la construcción psicológica de los personajes. Aquí todo esto toma unas dimensiones de lo más complejas, a causa del protagonista: Raskolnikov. Interesante e inolvidable personaje, que cae bien y con el que se empatiza pronto y profundamente, hasta el punto de desear que salga indemne del "lío" en que se ha metido. Un joven solitario, atormentado, y pobre hasta casi la indigencia, y que a mi parecer, le gusta ser así; que de pronto y a consecuencia del crimen que comete, deja de estar solo, lo cual aun le atormenta más, ya que en realidad, llegado a este punto está más solo que nunca. El "seguimiento" psicológico que practica con él Dostoyevski es sencillamente genial.; al mismo tiempo que lo hace portador de una de las ideas más inquietantes venidas de Europa, con la cual el autor no solo no estaba de acuerdo, sino que incluso las combatía: la del hombre "extraordinario" que esta por encima de los "ordinarios", del rebaño; y que por tanto, tiene derecho a situarse por encima del bien y del mal. Este concepto es otro, sino el principal, de los pilares de esta obra maestra. Atención Nietzscheanos
Luego están el resto de personajes, que son bastantes y no tienen desperdicio; los cuales ponen su granito de arena, no solo a esa complejidad psicológica que domina toda la narración, sino también a la descripción del sufrido pueblo llano ruso. La joven prostituta Sonya Marmeladov, por ejemplo, que encarna dos de las obsesiones de Dostoyevski: la generosidad y la religión, con el Nuevo Testamento como asidero donde agarrarse.Dignos de mención son también los diálogos; sobre todo los mantenidos por Raskolnikov con el juez de instrucción Porfiri Petrovich. Otro punto más que te mantiene pegado al libro.
Hablemos también del lugar donde se desarrolla la acción: San Petersburgo, siglo XIX. Ciudad que a base de leer a Dostoyevski, se me ha hecho entrañable y mítica. Esa San Petersburgo llena de historias dostoyevskianas, bajo el invierno ruso, con personajes sin un rublo en el bolsillo, aunque esta historia transcurre en verano; los puentes del río Nevá; sus noches blancas; sus tabernas, inspiradoras a más no poder; su plaza del Heno; sus buhardillas, como la que ocupa Raskolnikov.....
Y en fin, terminando ya, no sin cierta tristeza e incomodidad de conciencia, ya que muchas son las cuestiones de las que tendría que seguir hablando, pero esta claro que Crimen y castigo, como toda obra maestra, deja pequeños los blogs; a no ser, claro, que le dediques más de una entrada, cosa que no descarto; o que le dediques un blog entero; aunque eso sería ya ponerle una pasión digna del propio Dostoyevski.
Un saludo.
Gran novela, sin duda, con esa capacidad del maestro ruso para penetrar y describir la psicología de los personajes.
ResponderEliminarSi. A mi me entusiasma.
ResponderEliminarCiertamente una novela que marca al lector, sorprende su trayectoria entre la pobreza y el deambular del protagonista, sus decisiones... Pero también la indulgencia del autor con el joven desgraciado, justificando sus actos por la desgracia y situación en la vida. De una prosa desgarradora, es de lectura obligada. Extraordinario y desgarrador. Ahora estoy leyendo a Pío Baroja, y saboreo parecida sensación de impotencia ante la realidad de una sociedad injusta... Bravo por tu reseña.
ResponderEliminarGracias. Respecto a lo de las decisiones, es curioso el trato que le dan todos (menos Luyin) al dinero. Pese a ser pobres, nadie parece quererlo, o lo regalan o lo malgastan. Raskolnikov se pasa la novela despreciándolo.
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