Me decido a incluir en mi blog esta reseña, la cual ya fue publicada en el foro de Hislibris (enlace en el lateral) el 20 de mayo del 2013.
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«Estas gentes poseían una clase de coraje que bien podría ser el mejor don de cualquier hombre; el coraje de aquellos que simplemente perseveran día tras día, poniendo todo de su parte, más allá de cualquier resistencia razonable, raras veces teniéndose como mártires, y nunca creyéndose valientes».
Valdemar, en la cuarta entrega de su colección Frontera, sigue apostando por novelas que han sido llevadas al cine. En esta ocasión nos ofrece, en opinión de muchos, una obra maestra; y después de leerla con auténtico entusiasmo, un servidor de ustedes no va a discutírselo.
Desde que se inició esta colección, siempre tuve la intuición de que este libro aparecería, y que lo haría con su título original: The Searchers; que una vez traducido leeríamos: Los buscadores. Pero no; Centauros del desierto es el título elegido; el mismo que el de la soberbia película dirigida en 1956 por John Ford, dos años después de ser publicada la novela. La razón de que esto sea así queda explicado en la buena presentación (como siempre) que firma Alfredo Lara López. Razones con las que estoy bastante de acuerdo, aunque no voy a extenderme comentándolas. Solo pretendo decir que no se trata de un error, sino de algo meditado y razonado.
Estamos ante “una buena” del Far West. Una jugosa novela de aventuras que hará, estoy seguro de ello, las delicias de los amantes del género del Oeste, y de también, aunque quizá en número menor por aquello de los gustos, de los amantes de las narraciones de aventuras.
Como novela de aventuras lo tiene todo. Acción a raudales; suspense; paisajes exóticos; protagonistas atractivos en su forma de ser y desenvolverse; cierto romanticismo provocado por varios de los elementos puestos en juego por el autor; sucesos meteorológicos extremos, y quizá alguno más del que me olvido en este momento.
Como novela “Western” su colorido es extraordinario. La ambientación es perfecta. Una gran narración que respira “Frontera” por sus cuatro costados y en todo su esplendor. Colonos, comanches, Tonkawas, Rangers de Texas, la caballería, comancheros, los grandes desiertos de Texas y Nuevo México con sus distancias gigantescas e inhumanas. Con una gran profusión de detalles, elementos y situaciones que se derivan de lo citado anteriormente. Esto podría dar pie a criticar esta obra de Alan Le May, de tópica, pero para mi no es así, ya que pocas novelas hay que tengan esta gran configuración. El tópico vino después con el cine, que siempre va a remolque de las obras de referencia como esta. Pero esto no acaba aquí. Alan Le May va más allá.
Cartel de la película dirigida por John Ford |
The Searchers/Centauros del desierto, es la historia de una búsqueda con tintes épicos, la de unas niñas raptadas por los comanches, que tiene su punto de partida con la descripción de la vida heroica de los colonos, aunque yo prefiero en este caso la palabra “pioneros”, que aparece en algún sitio del texto, por su mayor intensidad épica y el mayor drama que sugiere. A través de esta búsqueda vamos comprendiendo la actitud ante la vida de aquellas gentes de la Frontera, no ya solo de los diversos tipos de anglosajones, sino también de los indios y de los hispanos. El autor desarrolla la psicología de los personajes a partir de la búsqueda; principalmente de los dos protagonistas: Amos Edwars (John Waine en el film) y Martin Pauley, para los cuales la situación se convierte en su forma de vida. Una forma de vida que tiene sus consecuencias psicológicas y sociales. Porque las búsquedas, las grandes búsquedas, te calan hasta los huesos, hasta el corazón, hasta el alma. En la presentación dice Alfredo Lara a propósito de la novela: “La búsqueda se convierte en un fin en si mismo”.
La dura vida en el desierto te cambia, la desesperación te cambia, el complejo trato con los indios y demás habitantes de la Frontera te cambia. Esperanza y desesperanza; no rendirse jamás; un paso y después otro hasta perder la noción del tiempo, y hasta perder la noción de ti mismo; lo que te obliga a la búsqueda más dramática que existe, la de ti mismo.
Alan Le May, nos cuenta todo esto con un estilo sobrio, claro y directo. Abrumadoramente eficaz y nada complicado. Sin florituras innecesarias. Con precisión en los detalles y con una fidelidad histórica encomiable (mil ochocientos setenta y pico). Sacándole todo el jugo a la mítica de la “Frontera”.
Para mí, de los cuatro libros de la colección aparecidos hasta ahora, este es el mejor. Y ya sabéis lo que me han gustado los tres anteriores.
Le May nació en Indianápolis en 1899 y falleció en 1964. Participó en la IIGM. Se licenció en filosofía en 1922 en la universidad de Chicago. Fue guionista, además de novelista.
Un saludo desde el desierto abrasador.
Un saludo desde el desierto abrasador.
A mi este libro me encantó, desde luego. Y sigo agradeciéndote el haber descubierto esta colección por medio de tus reseñas. La colección (unos más que otros, claro) no tiene desperdicio.
ResponderEliminarDinero bien gastado sin duda. A mi se me han acumulado algunos en la pila. Ya tengo ganas de pillarlos.
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