Sobre Conan Doyle se cuenta, que lo que más le gustaba era escribir novela histórica y de aventuras; y que su novela favorita era La Compañía Blanca. Desde luego, por el entusiasmo y alegría que desprende esta obra, así lo parece. Conan Doyle, además, antes de ponerse a la tarea, se informó exhaustivamente sobre la Edad Media, lo que da lugar a una acertada ambientación, y a un no menos acertado trabajo de ubicación de la trama en el ámbito histórico.
La acción se desarrolla durante el periodo histórico denominado: La Guerra de los Cien Años; que dicho sea de paso fue un periodo, aclarémoslo, no una guerra aislada; que además no duró cien años, sino cientodieciseis. El momento exacto en que se sitúa la novela es por allá la década de los sesenta del siglo XIV, cuando a consecuencia del Tratado de Londres (1357), Inglaterra presto su apoyo a Pedro I El Cruel, en su lucha por el trono de Castilla y León contra su hermanastro sublevado Enrique de Trastámara. Momento en el que Burdeos, una de las capitales de la cristiandad estaba bajo dominio ingles.
Conan Doyle nos ofrece una divertida novela de acción y aventuras medievales, de estilo ágil y dinámico en la que no falta ningún elemento del género, y en la que no hay ni una sola página de desperdicio.Y como decía al principio, en la novela domina la alegría; y también el buen humor, el sentido de la camaradería, y ciertos toques picarescos; en este sentido me ha recordado las películas: Robin Hood, protagonizada por Errol Flynn (1938), y El halcón y la flecha, de Burt Lancaster (1950). Pero cuidado, cuando las cosas se ponen serias, se ponen serias de verdad, las armas cumplen su función, la sangre corre y desaparecen los escrúpulos, mueren amigos y enemigos, con algún que otro detalle escabroso incluso. Hay momentos dramáticos, hay momentos que son, me atrevo a decir, homéricos. No falta, en fin, la épica, a través de los míticos arqueros ingleses de la Compañía Blanca, comandados por el gran Sir Nigel Loring; arquetipo del caballero medieval, curtido en mil batallas y experto luchador, guardián de su honor de caballero y del de su dama, y naturalmente, del de su rey.
Arthur Conan Doyle |
Los ejércitos ingleses tenían arqueros que manejaban el famoso arco largo ( ver foto en la columna de la derecha, en la que aparece un servidor de vuesas mercedes manejando uno); eficaz y demoledora arma estrella de la Guerra de los Cien Años, con la que los ingleses dominaron los campos de batalla de la época.
Un saludo.
Enhorabuena, Hagakure, excelente reseña. Tengo una deuda pendiente con sir Arthur y me parece, tras leer lo que dices del libro, que la voy a pagar con él ;-)
ResponderEliminarGracias Morgan. Pues bien pagada estará la deuda, porqué el libro vale la pena.
EliminarQue ganas le tengo desde hace tiempo a esta novela. Buena reseña...
ResponderEliminarGracias Iñigo. A por ella de cabeza entonces.
ResponderEliminarLeí esta novela hace ya tiempo y me ha gustado mucho tu reseña, Hagakure. Soy acérrima lectora del Doyle extra Holmes
ResponderEliminar¡Gracias Ariodante!. Como bien sabes Doyle nunca falla, y además es capaz de escribir narraciones de aventuras de cualquier género. Un grande sin duda.
EliminarEstoy con él. Lo empecé en vacaciones y de momento me está gustando mucho. Ya te contaré ;-)
ResponderEliminar¡ Bien Morgan !. Un abrazo.
EliminarHola hagakure,soy el mismo aylas de abrete libro,que coincidimos en el hilo de raymond chandler,te voy a seguir por aqui si no te molesta ,gran blog y me apunto este como futura lectura,un abrazo
ResponderEliminarHola Aylas, ¡que va a molestarme!, al contrario, me alegro de verte por aquí y te doy la bienvenida. Iremos comentando. Gracias y un abrazo.
EliminarGracias por la bienvenida,un saludo y tiene muy buena pinta esta novela,aunque se hara raro leer a Conan Doyle sin su Sherlock Holmes
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